Hay puertas sin puerta que invitan a ser traspasadas, o con puerta que animan a abrirlas y a ver que pasa, o a cerrarlas y refugiarse tras ellas.
Las hay accesibles y prohibidas, con cerrojo y candado a prueba de ladrones, o con cancela para traspasarlas a medias; para estas hay siempre una llave o varias.
Algunas tienen aldaba para anunciarse a la entrada..., y otras donde no hay cómo llamar... Y hay otras misteriosas que invitan a quedarse eternamente en el umbral.